Como dice la noticia, "nunca un estornudo fue tan trágico".
Debbie Thomason, mujer británica de 35 años, se ha quedado prácticamente inmóvil de por vida por una negligencia médica.
En mayo de 2011, tras un estornudo, la base de los nervios de su espina dorsal se quedó comprimida. La lesión se conoce como síndrome de cauda equina.
La mujer se desplazó al hospital Northampton donde no supieron diagnosticar la lesión. El error provocó que una mujer autónoma e independiente tenga que vivir prácticamente paralizada y su marido, albañil de profesión, haya tenido que dejar su trabajo para atenderla.
¡Todo un drama!.
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