Pese a la Guardia Suiza y a la Gendarmería Vaticana que protegen los accesos de las diferentes dependencias del Vaticano, se les ha colado un hombre australiano vestido de obispo hasta que finalmente ha sido interceptado y expulsado.
Ocurría en la primera congregación para la preparación del cónclave, mientras llegaban los 140 obispos el hombre desconocido entró como si fuera uno más y pudo sobrepasar el primer acceso. Pero algo fallaba, la sotana le quedaba corta, el fajín no era el reglamentario y la cruz además era demasiado grande. Todas ellas pistas suficientes para que fuera descubierto en el siguiente acceso sin poder seguir al resto de los obispos a las dependencias más internas donde está el Aula Pablo Vi y, en su interior, el Aula nueva del Sínodo, lugar donde se celebran las congregaciones.
Enlace: Noticia La Vanguardia