El animal, si no le proporcionan su tabaco, se pone a perseguir a los dueños y a hacer sonidos estridentes.
Si las Tortugas Ninja eran adictas a las pizzas, nuestra protagonista de hoy (de la misma especie) es adicta al tabaco.
Pero no se lleven a engaño, no estamos hablando de un dibujo animado, sino de una tortuga de verdad, de carne y hueso (y caparazón).
Este animal residente en la ciudad nororiental de Changchun necesita fumar 10 pitillos al día... y cuidadito con no poder hacerlo porque de ser así persigue a sus dueños y hace ruidos estridentes, según la agencia de noticias Grosby.
Varias organizaciones de animales han censurado lo sucedido porque afecta a la salud del animal.
Se considera un caso único en el mundo.
Fuente: Analítica