El vino Follador, la sopa Pota y otros nombres inapropiados de comida

Encontrar un buen nombre para un producto no es fácil. Algunas empresas invierten cuantiosas sumas de dinero en dicha tarea, después de que los gurús del naming hayan sentenciado que una denominación atractiva y, sobre todo, fácil de memorizar, es fundamental para el éxito. ¿Pero qué ocurre cuando el nombre nos viene de otro país y aquí significa algo malsonante o ridículo? ¿O cuando el paso del tiempo permite nuevas lecturas humorísticas de una marca hasta ahora venerable?

Lo normal es que se decida un cambio en la denominación. Sin embargo, por distintas circunstancias, hay veces que ésta se mantiene y llega hasta nosotros con su vis cómica intacta. Esta entrada es una celebración de los mejores casos en comidas y bebidas. La mayoría son vinos -no me preguntéis por qué-; también hay productos que, por desgracia, nunca se han llegado a vender en España, o puros despropósitos que ni siquiera tienen justificación por venir de otros idiomas. Pero todos entretienen, que es de lo que se trata.