Una mujer de 61 años ha accedido a casarse con un niño de 8 años porque éste declara que así se lo indicó su abuelo fallecido.
La familia del Senele, por el temor a posibles represalias de sus antepasados, accedieron a la petición del niño.
La boda se ha celebrado por un ritual frente a 100 personas pero sin carácter vinculante. Es decir, ambos han vuelto a sus vidas normales y ahora, las antepasados duermen tranquilos por haberse realizados sus deseos.
Ahora Senele espera a crecer y tener una vida normal. Declaran que no ha sido algo serio pero que así han conseguido apaciguar los espíritus de sus familiares.
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